martes, 21 de julio de 2009

Pintor pintado


Gotero de letras.

Diego Rivera en Yucatán
Por Carlos E. Bojórquez Urzaiz





Diego Rivera, el muralista que fijó su impronta en la plástica mexicana a través de atrayentes rasgos nacionalistas, llegó a Yucatán el 27 de noviembre de 1921 con el Secretario de Educación José Vasconcelos, quien se hizo acompañar de una delegación integrada por otros intelectuales destacados, como Pedro Henríquez Ureña, Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet y Adolfo Best, que ayudarían a explicar los distintos propósitos de la Secretaria de Educación Publica, fundada apenas en el 25 de septiembre del mismo año.
Como Diego Rivera recién había regresado de Italia, donde tuvo experiencias vanguardistas, la fundación de la nueva Secretaría encabezada por Vasconcelos, representaba la posibilidad para relacionarlo con los proyectos revolucionarios de educación que se impulsaban bajo influjos de este pensador oaxaqueño, con el cual no siempre comulgó el pintor. De cualquier manera, es probable que la incorporación de Rivera a la delegación que viajó a Yucatán aspirara a que el gran muralista encontrase, como en efecto ocurrió, una explicación de la Revolución mexicana más acorde a su ideario, dado que el reciente triunfo electoral de Felipe Carrillo Puerto a la gubernatura, quizás podría contagiarlo del entusiasmo popular imperante. Además, el propio Vasconcelos estaba al tanto del entorno político de donde emanaron las críticas vertidas por los delegados del magisterio yucateco, José de la Luz Mena y Eduardo Urzaiz Rodríguez, durante un congreso de educación en la Ciudad de México de diciembre de 1920, en el que expresaron que las ideas que regirían la nueva Secretaría eran centralistas y hasta cierto punto conservadoras, en comparación con los resultados de los congresos pedagógicos locales de 1915 y 1916.
Se sabe que además de la conferencia ofrecida por José Vasconcelos en el Peón Contreras, la noche del 27 de noviembre, Pedro Henríquez Ureña disertó varias veces acerca de la literatura latinoamericana, y que Adolfo Best lo hizo sobre dibujo, ante estudiantes normalistas. De las actividades de Diego Rivera se recuerda que siempre estuvo rodeado por profesores y estudiantes de Bellas Artes, deseosos de asimilar algo de su genio creador, y que se llevó una grata impresión por el color rojo de las banderas que alzaba el magisterio socialista encabezado por el profesor Alvino J. Lope, durante la recepción en el muelle de Progreso.
Desconocemos si el recorrido de Diego Rivera por Uxmal, atravesando el poblado de Muna, donde presenció la celebración de una vaquería, o si el esplendor de Chichén-Itzá y las banderas de los profesores del Partido Socialista del Sureste, inspiraron alguna de las partes de sus obras trazadas meses después, puesto que en septiembre de 1922 empezó a decorar al fresco el primer patio de la Secretaría de Educación Pública e ingresó al Partido Comunista Mexicano, en franco desafío intelectual a Vasconcelos. Sin embargo, en medio de las preguntas que puedan surgir de esta visita, consta que el extraordinario muralista fue dibujado en un boceto por Eduardo Urzaiz Rodríguez, quien acompañó al Secretario de Educación y a su comitiva en cada una de las actividades que realizaron. En los años cuarenta del siglo pasado, quien fuera Rector fundador de la Universidad, ayudado por su indiscutible memoria, trazó el dibujo que acompaña esta nota, a cuyo píe de página escribió lo siguiente:
“…Y sucedió que en el indispensable viaje a Chichén Itzá, para ir de Dzitás a las ruinas, Diego ocupó un boláncoche en el que previamente se habían instalado don Alfonso Cardone, Tito Patrón, y don Enrique Cervera…y…el vetusto carruaje no pudiendo soportar aquellos ochocientos o mil kilos, se partió por el eje. El discutido artista dijo que el incidente no tenía importancia porque él estaba acostumbrado a viajar a pie; y a pie realizó la excursión, seguido por dos o tres muchachos de Bellas Artes.”

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