lunes, 13 de septiembre de 2010

Las Revistas, género periodístico en extinción.



Por Carlos Bojórquez Urzaiz.






Esta es una ocasión particular de la cultura yucateca, porque quizás no son muchos los títulos editados en Mérida que puedan comparase, por interesante y ameno, con la publicación de Las Revistas de Francisco Sosa, una obra surgida de la pluma de Faulo Sánchez Novelo, con pautas, fundamentos e ideas propositivas, envueltas en los diversos ángulos de interés de su contenido.

Primero, deseo referir que este libro conjuga armónicamente la acuciosidad de quien sabe encontrar referencias en los periódicos antiguos, con la destreza para el análisis histórico y el buen gusto por el lenguaje. Cada uno de estos tres elementos merece interpretaciones por separado, pero sólo señalaré el adecuado manejo de la lengua, pues con moderación y maestría, Faulo toma a sus lectores de la mano, desde los primeros párrafos de su nueva obra, y los lleva por un ameno recorrido histórico. Cabe señalar que la intención de ser efusivo y característico en el lenguaje, con un estilo que sin problemas toca los linderos literarios, seguramente proceden del oficio periodístico que Faulo Sánchez ejerce con disciplina noche a noche, en la redacción de Por Esto, pero cuyos orígenes remite a los años setenta, cuando alternaba sus estudios universitarios en la Escuela de Ciencias Antropológicas, con su labor reporteril, cubriendo cualquier fuente noticiosa, incluso la policiaca. Tuve el gusto de ser su condiscípulo en la Universidad de Yucatán, por lo que recuerdo bien sus jornadas dobles que fueron labrando poco a poco al escritor maduro que ahora conocemos.

Lo expresado alude únicamente a las formas, pero lo más digno de un libro nuevo, a decir de José Martí, debe encontrarse en su nobleza, que nos otra cosa que la pericia para elegir un tema y un personaje, y que se adquiere sólo después de haber publicado varias obras. En este caso, nuestro autor se ocupa de los rasgos particulares del periodismo cultivado por Francisco Sosa, a través de sus acreditadas revistas que vieron la luz en La Revista de Mérida, con descripciones intemporales, para que sin menos cabo de la fecha en que fueran publicadas en esta ciudad, después de ser despachas en el puerto de Veracruz con destino a Sisal, atraparan la atención de sus lectores, con plena actualidad. El acercamiento de Faulo Sánchez a este aspecto de Francisco Sosa, deja ver su habilidad en el manejo de las fuentes hemerográficas, sobre un autor que influido por su vida aleatoria, había sido estudiado como un poeta cuya obra creció bajo el amparo del romanticismo, según José Esquivel Pren.

Sin embargo, en las páginas de este libro uno se encuentra a Francisco Sosa escribiendo un género de reportajes que trascienden la mera referencia que de él se hace como fundador, con Ramón Aldama, de La Revista de Mérida en enero de 1869, y dan cuenta de la trayectoria de un periodista que por sus lazos consanguíneos con un decidido partidario de la invasión francesa, sufrió prisión en San Juan de Ulúa, hasta ser rescatado por algún liberal a quien constaba su fidelidad juarista.

La escritura de revistas, como género periodístico caído en desuso, es una especie de miscelánea noticiosa en la que se describen lugares, personajes y sucesos destacados, y que Sosa compartió con autores de la talla de Manuel Altamirano, en su época una de las figuras intelectuales más relevantes de México. Para Martí Altamirano fue “… el crítico fino y laborioso...” como asentó en la nota necrológica dispensada al gran mexicano, el 24 de marzo de 1893. Pero no sólo insistió en estos elementos de su ingenio, sino que el propio Apóstol cubano escribió revistas, y como Francisco Sosa, relató profusamente el diario acontecer de una ciudad que no era la suya, en Nueva York. Las crónicas de Martí, como las revistas de Sosa Escalante en la Ciudad de México, devienen fuente inagotable para estudiar, no sólo la nostalgia por la tierra propia, como Faulo revela en las comparaciones que hace Francisco Sosa con Yucatán, sino para acercarse a la vida misma de la capital mexicana, como se procede con las crónicas de Martí sobre Nueva York para estudiar la modernización de esa ciudad.

Sin comentarios excesivos, después de indagar y clasificar las revistas de Sosa Escalante, en libro de Faulo Sánchez es un valioso rescate de los textos publicados por este autor en La Revista de Mérida, entre el 10 de mayo y 4 de octubre de 1871. En si misma, ésta es una tarea encomiable, ya que por un lado recupera los papeles de Francisco Sosa de los irreversibles efectos del tiempo, en una bella edición, y por otra reúne la obra dispersa de un destacado escritor nacido en Campeche en 1848 al que se le había prestado poca atención. Con el aplauso que seguramente dispensaran los lectores a Faulo Sánchez Novelo, extiendo mis felicitaciones al Instituto de Cultura de Yucatán por haber editado este libro, que por interesante y ameno, plantea un reto a quienes desean publicar alguna obra en el mismo género. Felicidades querido amigo Faulo.

No hay comentarios: