Girasol centroamericano
Por Carlos E. Bojórquez Urzaiz
La risita de maíz se me posó en la mano, como si fuera un gorgojo mordiendo las tetas de una semilla. Con el maíz risueño anduve un tramo sin pavimento, entre calles de guijarros y bagazo, pues desde ayer deslavé la luz de los retoños largos. Las albarradas se hincharon de granos, y con el guiño radiante de las sementeras, se anunció que la lluvia mojaría los versos del girasol centroamericano
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