domingo, 20 de diciembre de 2009

Gotero de Letras

Día del Escritor






Por Carlos E. Bojórquez Urzaiz.





El convite anual del 20 de diciembre para festejar el Día del Escritor, ha sido un apreciable empeño del Instituto de Cultura de Yucatán, ya que sin exclusiones ni salvedades logró reunir en una mesa a poetas, narradores, ensayistas y demás personas relacionadas con las letras y el pensamiento, nacidas y avecinadas en el Estado, e inclinadas por las más disímiles tendencias políticas. Sin duda, el alcance de esta actividad amerita aplausos, porque además de reconocer la diversidad y las libertades que rodean la creación y la crítica literaria, su realización incluyente, destinada a saludar la palabra que deviene arte, contrasta con el despreció perpetrado contra cualquier escritor, intelectual o artista que no comulgara o se opusiera a la administración pasada.

Es verdad que para superar el menosprecio y la exclusión que imperaban en la cultura yucateca, no será suficiente cortar su práctica desde la raíz, pero no es menos cierto que el acompañamiento de las autoridades culturales, con la presencia invariable del Ejecutivo, es un gesto respetable del actual gobierno, cuyos esfuerzos por abrir los espacios, foros y ediciones del ICY, a quienes desean aportar y debatir ideas, hasta ahora no se han visto limitados. Es ineludible, además, como se hizo patente en el convite de ayer, garantizar que en igualdad de condiciones puedan convivir las diferentes tendencias y generaciones literarias que existen en Yucatán, no sólo porque así los escritores se sentirán tratados nuevamente como personas dueñas de maravillosas necesidades expresivas, sino porque su labor origina una especie de eco en la Opinión Pública, y ésta, tan compleja como suele ser, se nutre con la pluralidad de voces, tonos y matices que caracteriza a dicho conglomerado cultural.

El agua parece volver a su nivel, y como muestra de los renovados aires que la cultura vive, este Día del Escritor fueron entregados reconocimientos con diplomas y dinero contante, a un joven poeta ganador del premio que lleva el nombre del amigo Jorge Lara, y al narrador maya Vicente Canché Móo, quien supo atrapar la atención de los asistentes con un hermoso discurso bilingüe que describió el fulgor de sus esperanzas, aun en medio de la peor sequía. Uno y otro pertenecen a sectores muy sensibles de Yucatán, que seguramente ameritan mayores atenciones y más reconocimientos, puesto que las trabas que frenen el logro de sus metas, propician peligrosas desgracias, que según decía la Gobernadora en la sobremesa, están incidiendo en el desarrollo humano del Estado.

Si los primeros pasos que se han dado son del todo firmes, y por su conducto el futuro se vislumbra mejor, quizás sepultar definitivamente las exclusiones y las salvedades resulte ser más que una simple exhortación. Mientras tanto, felicidades a los escritores en su día.
























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