domingo, 19 de octubre de 2008

Dr. Álvaro Vivas Arjona, Miembro Honorario de la Cátedra

Entrega de reconocimiento al Dr. Álvaro Vivas Arjona

Dr. Álvaro Vivas Arjona

Por Carlos E. Bojórquez Urzaiz

Uno de los altos valores que posee la medicina yucateca, de labor brillante y sostenida, es el Dr. Álvaro Vivas Arjona, afectuoso universitario cuya modestia enaltece la celebración de sus bodas de oro profesionales. A lo largo de cincuenta años de ejercicio médico, su atención a personas enfermas de lepra ha dado paso a reflexiones éticas y filosóficas expuestas a través de su obra escrita, en la Cátedra Extraordinaria Nuestra América, y en conferencias de la Sociedad Yucateca de Historia y Filosofía de la Medicina que se ha comprometido a reunir en un nuevo libro, para beneplácito de sus lectores.

Graduado en el año de 1958, desde su etapa estudiantil Vivas Arjona supo reconocer los méritos ajenos, antes que lograr el bienestar personal. Se recuerda gratamente, que siendo representante de los alumnos de la Facultad de Medicina, hizo cuanto estuvo de su parte para incorporarse a los festejos que la comunidad universitaria dispensaba al Rector Eduardo Urzaiz Rodríguez en 1952, y mediante un mensaje leído en Consejo Universitario, a nombre propio y de sus condiscípulos, resumió el cariño que sentían por el maestro Urzaiz, quien sin menos cabo de su cargo, se daba tiempo para dictar interesantes cátedras de ginecología y psiquiatría. Inspirado en la entrega e ideales de sus mentores, entre los que también tiene presentes a los Doctores Pedro Cámara Milán y José Maria Esquivel Fernández, al obtener el título de Médico Cirujano, Álvaro Vivas marchó a la Ciudad de México con el propósito de realizar estudios de postgrado en Dermatología y Leprología, concluidos con las menciones honoríficas del caso, hacia el año de 1960.

Poco después regresó a Yucatán con pensamientos y recursos terapéuticos novedosos para el tratamiento del mal de Hansen, adquiridos bajo la tutoría del eminente Dr. Fernando Latapí, principal fundador de la Asociación Mexicana de Acción contra la Lepra. Además de la responsabilidad docente convenida con la Facultad de Medicina, donde impartió asignaturas dermatológicas entre los años de 1962 y 1994, su labor asistencial e investigativa se caracterizó por los lazos afectivos que trabó con los enfermos de lepra, cuya ancestral discriminación le exigió allegarse conocimientos antropológicos y el manejo diestro de la ética. Para entonces el mal de Hansen había dejado de ser incurable, lo cual resultaba significativo, ya que transformó el concepto de lucha contra ese padecimiento al aseverar lo improcedente de los lazaretos y recalcar el beneficio de descubrir casos que, manejados oportunamente, hicieran innecesaria su rehabilitación física y social.

La tarea más difícil que el Doctor Vivas Arjona enfrentó, durante los primeros cincuenta años de experiencia profesional, quizás haya sido su lucha contra los viejos prejuicios sociales, y atender eficazmente a quienes siendo víctimas de una enfermedad, tenían que soportar una cantidad increíble de estigmas que los aislaba de su entorno. Después de prodigar sus conocimientos médicos tanto tiempo, cuando muchos universitarios han abandonado la vida activa, sobre todo en el campo intelectual, y se consagran a una jubilación placentera en sus casas, el Dr. Álvaro Vivas Arjona sigue en plena producción académica, con la frescura de un hombre que se adentra en la madurez, atendiendo los varias ámbitos de la vida en que ha destacado. Reconocer la trayectoria de éste universitario, es una acción inaplazable de la UADY. Sirvan estas líneas para encomiar la desinteresada entrega del Dr. Álvaro Vivas Arjona a las causas de la salud y la educación.

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