jueves, 25 de diciembre de 2008


Hoy es Navidad






Por Carlos E. Bojórquez Urzaiz.


Precedido por los festejos de Nochebuena, el recogimiento que incluye la Navidad seguramente nació del resplandor que alguna vez miré por la ventana mientras esperaba a Santa Claus con mis hermanos Ramiro y Guadalupe, quienes ayudaron a hacerme creer que el regalo adquirido por mis padres llegaría hasta el árbol en un trineo rodeado por aquella luz abrasadora que fijó su impronta en mi vida.
Debo añadir que la sensación de esperanza y misericordia que invariablemente asoció a la Navidad, quizás provengan también de la complicidad cultivada en casa para tratar de darme una infancia feliz, pues como nuestro hogar era laico supe poco y tarde del emblema amoroso que representa el nacimiento de Jesús. Con el paso de los años llegué a pensar que ninguna Navidad podría ser igual o parecida al menos, a las noches mansas que veía transcurrir sin festejos de Nochebuena, con la sencilla cena de una gallina para cinco, acompasada por las manecillas del reloj que apresuraban la llegada de Santa Claus que nunca faltó a su cita, aun en los años en que mis padres no poseían empleos bien remunerados, y mis hermanos seguramente no recibieron regalos para que el Benjamín de la casa, que era yo, experimentara la felicidad que tanta falta hace a los niños. Ahora entiendo que el amor de Jesucristo, sin mencionar siquiera su nombre, obraba en el corazón de mi familia de librepensadores, de laicos entrañables.
Cuando falleció mi hermano Ramiro sentí que también murió la esperanza y la misericordia que aprendimos juntos, y creció en mí tal sensación de dejadez frente a los festejos de la Navidad, que sólo el nacimiento de mi hija fue capaz de devolverme. En sus ilusiones de niña que ella ha dejado de lado por su edad, fui descubriendo la tranquilidad que experimento esta Nochebuena, ya que ahora sé con seguridad que el amor es un verbo encarnado. La paz que reina en esta epifanía debiera buscarse en los actos de quienes nos aman y entre quienes nos dispensan al menos un gesto de cariño o incluso de desafecto, ya que la Nochebuena es apenas el espacio previo al nacimiento de Jesucristo. Para cuando Ud. lea esta nota, que es un breve boceto, todavía será Navidad y podrá celebrarla abrazando a las personas cercanas, puesto que así y sólo así construiremos la civilización del amor. Felicidades a todos, en especial a mis amigos Mario Renato y Alicia.

Por Esto de 25 de diciembre de 2008.

No hay comentarios: